De oca a oca

El acceder a un puesto de trabajo, somos muchos y muchas los que pensábamos que se hacía a través de la valoración de las capacidades de cada uno y cada una. Esto es lo que yo pensaba, allá por el año 1982, cuando me incorporé al mercado laboral en la administración pública. Pero he de decir que fué poco el tiempo que tarde en cambiar de opinión. Descubrí que éramos muchos y muchas los que accedíamos a nuestro puesto de trabajo por méritos propios, pero que también eran muchos y muchas los que lo hacían gracias a sus padrinos.

No son ningún descubrimiento las diferentes denuncias de fraude en la contratación en las administraciones vascas. Fué muy sonado el fraude de la OPE de 1990 de Osakidetza y, “curiosamente”, en 2019 de nuevo se repitió la historia. Las irregularidades de acceso en las administraciones locales, forales y autonómicas, son una sombra demasiado presente, que rara vez juzga a sus responsables.

Por si esto fuera poco, nos encontramos con que muchos cargos públicos, puestos de libre designación, van de oca a oca. Es llamativa la capacidad de algunas personas, que lo mismo gestionan infraestructuras, que dirigen grandes colectivos humanos. Sirven para
todo. Como dice el refrán, “valen tanto para un roto, como para un descosido”.

Es demoledor ver lo que sucede a nuestro alrededor con total impunidad. El esfuerzo de la mayoría de la ciudadanía para formarse y para acceder al mercado laboral en las mejores condiciones posibles, es ninguneado. Al igual que lo son esos cientos de trabajadores y trabajadoras que ven cerrarse sus empresas sin miramiento alguno.

Decir que se fomenta el clientelismo político no es demagogia, es una triste realidad. Mientras en las empresas se destruye empleo, en la administración se crean puestos cuyo cometido es imposible de conocer, pero cuya retribución va acompañada de muchos ceros. Empleo para unos pocos. Esto lleva consigo una red muy amplia de clientelismo político, que se traduce en votos. Fomenta la sumisión política, evitando crítica alguna.

No nos dejemos cegar. Debemos ser críticos con el clientelismo político, con los puestos ad hoc, porque las puertas giratorias son redes de sumisión. Mira a tu alrededor.