Un informe de la UPV constata al menos 4.113 casos de tortura en la CAV

La Guardia Civil estuvo implicada en 1.972 casos, la Policía Nacional en 1.785 y la Ertzaintza en 336. El informe sobre torturas y malos tratos fue realizado por un equipo de expertos de la UPV a petición del Gobierno Vasco. El estudio recoge casos que se dieron entre los años 1960 y 2014 en la Comunidad Autónoma Vasca.

En diciembre de 2017 fue presentado el informe sobre la tortura realizado a petición del Gobierno Vasco, por el equipo del instituto vasco de criminalística. Decenas de expertos y varios años de exhaustiva y metódica labor recogen en este minucioso trabajo, la terrible experiencia vital que sufrieron miles de ciudadanas y ciudadanos de este país durante al menos los últimos 50 años.

Aún con ello, difícilmente se puede describir o darle la dimensión que corresponde a la práctica de esta lacra, que cinco décadas más tarde no solo está de actualidad, sino que sigue generando consecuencias políticas y jurídicas a aquellas personas que la han padecido.

Este informe se cierra de momento con 4.113 casos de tortura en la Comunidad Autónoma Vasca desde 1960, el 73% de ellos después de 1978. De los testimonios recogidos 1.792 corresponden a la Guardia Civil, 1785 a la Policía Nacional y 336 a la Ertzaintza. Entre todos suponen un total de 3.415, dado que algunas personas que las sufrieron lo hicieron en más de una ocasión.

A su vez, quedan aún 454 expedientes pendientes de estudio y valoración. Por el contrario, apenas han habido 20 sentencias condenatorias por torturas para los acusados de haberlas practicado, lo que supone que el 99,5% de los casos que engrosan este estudio han quedado impunes.

En el caso de la Ertzaintza el número de denuncias se dispara desde 1991 hasta el 2004, siendo 1997 el año en el que más denuncias se registran, hasta 42, por encima incluso de las presentadas contra la Policía Nacional o la Guardia Civil. Del año 2000 al 2003, estas ascenderán a un total de 114.

En enero de este año el Gobierno foral ha aprobado asignar la investigación de la tortura en Nafarroa, al mismo equipo de expertos que la han llevado a cabo en la CAV. El Gobierno español por su parte ha recurrido al Tribunal Constitucional, para anular la ayuda concedida para poder llevar a cabo dicho estudio.

Unai Romano fue torturado por la Guardia Civil en septiembre de 2001.

Del estudio se desprende que la práctica de la tortura y los malos tratos en Euskal Herria, no han sido un conjunto de hechos aislados, sino que se ha llevado a cabo en un contexto determinado y con unos objetivos sociales y políticos bien definidos.

La verdad pues no comienza ni termina donde la establecen los tribunales, ya que tras el velo de la impunidad la tortura no ha sido ni investigada ni castigada, y en las escasas veces que ha sido descubierta y penada, sus autores han sido ascendidos o indultados.

Este reguero de impunidad lo componen personajes como Manuel Sanchez Corbi, condenado por haber sido uno de los guardias civiles que torturaron a Kepa Urra en 1991. Condecorado con la medalla de la legión de honor por el estado francés en el 2015, fue indultado por el gobierno de Aznar en 1999 y hoy en día ostenta el grado de coronel jefe de la UCO (Unidad Central Operativa) de la Guardia Civil.

Alejandro Hernandez Mosquera y Diego Perez de los Cobos, también acusados por torturas en el mismo sumario que el anterior, ostentan hoy la dirección del departamento de seguridad de la presidencia del Gobierno y la dirección del gabinete de coordinación y estudios de la secretaria de estado de seguridad respectivamente. Siendo este último uno de los máximos responsables de la acción represiva durante el proceso catalán el pasado año. Desgraciadamente no son los únicos.

Igor Portu fue hospitalizado tras ser torturado durante su detención en enero de 2008.

Dado lo extenso y contundente del informe las reacciones políticas no se han hecho esperar, incluso en tiempo record, como las de los dirigentes socialistas vascos. Cada parte, conscientes de su responsabilidad política directa en los hechos, ha realizado la correspondiente lectura con diferentes palabras pero con el mismo grado de negación e indiferencia.

Así para algunos la práctica de la tortura ha sido una ilusión que nunca ha existido, otros lo cuantifican como una serie de hechos aislados y para los últimos es un sí pero no. Los asumen en silencio cuando los casos salpican a la Policía Nacional o a la Guardia Civil, pero los niegan cuando la responsabilidad de los mismos recae sobre la Ertzaintza.

“Sin condena no hay delito”, una apreciación sorprendente si nos atenemos a los datos del estudio y a la profesionalidad contrastada de los expertos que lo han realizado, ya que como se apunta en este solo un 5% de los 4.113 casos presentados han terminado con condenas firmes para los acusados.

Recientemente hemos conocido la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en la que considera que tanto Igor Portu como Mattin Sarasola fueron objeto de torturas por parte de la Guardia Civil tras su detención en 2008. Así, Estrasburgo ha condenado al Estado español a indemnizar a estos dos presos vascos, ya que el Tribunal Supremo exculpó a los guardias civiles que habían sido condenados inicialmente por la Audiencia de Gipuzkoa.

Comparecencia de vecinos y vecinas de Amorebieta-Etxano que sufrieron torturas y malos tratos.

En Zornotza conseguimos poner cara a diferentes generaciones, que tras años de conflicto y confrontación dieron testimonio de lo vivido en sus propias carnes. Su relato forma parte de esa otra verdad, la negada, la ignorada, la que incomoda… Pedro y Saioa resumen 50 años de recorrido con un denominador común, la tortura. Su testimonio unido al de miles de vascos y vascas, apela a nuestra memoria colectiva como pueblo.

Todos los datos de este informe, a pesar de su gran valor documental e histórico, resumen los hechos de una manera impersonal y no consiguen describir realmente el miedo, la impunidad o la indefensión.

Sin el compromiso y el reconocimiento de todas y todos, difícilmente entenderán las nuevas generaciones que hace algunos años, personas de esta tierra podían ser detenidas, incomunicadas, torturadas y condenadas incluso a muchos años de prisión, precisamente por testimonios arrancados bajo tormento físico y psicológico.

Valga cuando menos, para avanzar como sociedad en la construcción de nuestro futuro y como garantía de no repetición. Los delitos prescriben, la tortura no.

Testimonio de torturas de Saioa Agirre

Testimonio de torturas de Enri Denis

Testimonio de torturas de Roberto Zabala

Testimonio de torturas de Bake Lacasa

Testimonio de torturas de Joseba Etxezarreta