Enri Denis: “Me pegaban continuamente, simularon mi ejecución y amenazaron con violar a mi novia”

Enri DenisEnrique Denis Gorroño fue detenido en tres ocasiones (en mayo y noviembre de 1984 y en marzo de 1987) e incomunicado durante un total de 7 días. Durante ese periodo sufrió métodos de tortura como “la bolsa”, lo mantuvieron sin comer ni dormir en todo momento y lo llevaron al monte, donde simularon su ejecución. “También amenazaron con tirarme por la ventana o detener a mi novia para violarla delante de mí”, relata.

– ¿Cómo recuerdas el día de tu detención?

Fui detenido en casa en las tres ocasiones. Calculo que serían entre las doce y las tres de la madrugada. Se da la circunstancia de que durante la primera detención practicada por la Guardia Civil, se encontraban de visita en casa varios familiares más.

– ¿Podrías relatar, en la medida que te sea posible, el tiempo que transcurre desde el momento de la detención hasta tú paso por delante del juez?

En mayo de 1984, fui detenido por la Guardia Civil, nada más salir por la puerta de casa comenzaron a pegarme y amenazarme sin parar, hasta llegar al Hospital de Basurto donde me hicieron un reconocimiento. El médico se negó en un principio, pero accedió más tarde, supongo que por las presiones de los guardias o sus mandos.

De allí me llevaron a La Salve, donde continuaron amenazándome, golpeándome y practicándome métodos como el de “la bolsa”. Al día siguiente me llevaron al monte, donde aparte de seguir golpeándome y amenazándome, simularon mi ejecución.

Tras ser conducido nuevamente al cuartel, continuaron los golpes y las amenazas hasta que me ponen en libertad, sin pasar por el juez.

En noviembre de 1984, fui detenido por la Policía Nacional en casa. Esta vez el trato es distinto a la al anterior. No recibo malos tratos, pero el miedo y la preocupación seguían presentes, ya que no habían transcurrido seis meses de la primera detención.

En marzo de 1987, fue detenido nuevamente en casa por la Policía Nacional. Si bien en casa el trato fue correcto, en la comisaría de Indautxu los golpes y las amenazas fueron la tónica general.

Interrogatorios interminables, amenazas como que me iban a echar por la ventana o que detendrían a mi novia para violarla delante de mí… Quiero añadir que tanto en la primera detención con la Guardia Civil, como en esta con la Policía Nacional, me mantuvieron sin comer ni dormir en todo momento. Esta última vez fue la única en que pasé por delante del juez.

– ¿Has padecido consecuencias físicas o psicológicas tras tu paso por dependencias policiales?

Consecuencias físicas no, pero psicológicas si y durante mucho tiempo. Pesadillas y miedos sobre mí, pero principalmente sobre los míos.

– ¿Cómo percibes que vivieron tu detención e incomunicación tus familiares y amigos?

Con angustia y miedo, principalmente desde el ámbito familiar.

– ¿Has pagado con pena de prisión tu paso por dependencias policiales?

No, nunca fui encarcelado.

– ¿Cómo o en qué contexto situarías todo lo relatado anteriormente?

En el momento de represión brutal durante los años 80. Había redadas prácticamente todas las semanas, y de la misma manera que me pasó a mí, muchos y muchas vecinas de Zornotza, y por lo que yo sé de toda Bizkaia, fuimos detenidos en varias ocasiones, en diferentes años, el mismo año e incluso el mismo mes, pasando por los cuarteles y siendo objeto de torturas y malos tratos. Yo personalmente coincidí en el mismo calabozo con gente de Lemoa, Bilbo o Santurtzi.

– ¿Que opinión te merece el estudio presentado por Paco Etxeberria y su equipo, donde se recogen miles de denuncias y testimonios de torturas en toda Euskal Herria durante más de cinco décadas?

Me parece bien, positivo, pero un poco tarde. La práctica de la tortura sigue sin estar suficientemente reconocida. Sigue habiendo quienes ni dicen, ni reconocen toda la verdad, solo la que a ellos les interesa.

– En la iniciativa de febrero del pasado año llevada a cabo en Zornotza, ‘Torturaren Aurpegiak, Berriro Inoiz Ez’, decenas de vecinos y vecinas de este municipio denunciaron haber sido objeto de torturas. Aun así, nos consta que son bastantes más las personas que han sufrido este método represivo. Sus testimonios recogen 50 años de calvario personal y colectivo. A tu juicio, ¿qué medidas serían necesarias para erradicar la tortura y garantizar que no se vuelva a practicar?

Terminar con la incomunicación, poder ser asistido por un abogado y un médico de confianza y grabaciones con cámaras en todo momento.

Pero también quiero añadir lo siguiente: que se vayan, no los queremos y no los necesitamos aquí.