Llenemos las urnas de democracia

Hemos llegado a un punto en el que se han normalizado muchas situaciones que se dan en nuestra sociedad. Situaciones a las que no deberíamos dar cabida en democracia. La normalización de hechos y actos negativos nos llevan, peligrosamente, a una sociedad sumisa y sin criterio.

Altsasu, un bonito pueblo de Nafarroa, tanto por sus gentes como por sus parajes. Pueblo que ha sabido defender su identidad, a pesar de las muchas zancadillas que se le han puesto en el camino, que durante años ha sufrido el acoso y la represión y que a pesar de ello ha convivido con diferentes sensibilidades.

Es conocido el interés de algunos colectivos y partidos políticos por utilizar el todo vale para reprimir, o para mirar para otro lado. Cuando se están dando pasos importantes para vivir una nueva etapa de no violencia, de reconocimiento del sufrimiento de todos y todas, y en definitiva de avance y progreso de una Euskal Herria libre y plural, aquellos que han conseguido votos a costa del sufrimiento, la mentira y la manipulación, vuelven a sacar todas su armas para seguir consiguiendo votos. Una pelea muy bien manipulada, ha hecho que unos jóvenes estén en la cárcel, porque eso supone votos para algunos. No contentos con esto, siguen con su estrategia de provocación, con el único objetivo de machacar a este pueblo.

Estamos asistiendo al juicio por el asesinato de Iñigo Cabacas. Joven cuyo único delito fue divertirse después de un partido de futbol. Lo que se está viviendo en este juicio es el ejemplo de que no solo mataron a este joven, sino de que quieren matar en vida a sus familiares y amigos.

Las políticas sociales, no lo son. No lo son porque el que las necesita, no las tiene. Se fomentan las diferencias entre unos y otros. Se fomenta un debate en la sociedad con el que se penalice a quien las recibe.

Las políticas de empleo, creando empleos con salarios más que precarios donde los derechos de la clase trabajadora son pasado, están sirviendo para que algunos sigan engordando sus arcas. Empleos donde los jóvenes y las mujeres son los más castigados. No es casualidad que el número de fallecidos por accidentes de trabajo vaya en aumento.

Las mujeres muertas por violencia de género siguen aumentando. Mujeres a las que la mal llamada justicia, en vez de ayudarles les pone trabas y las dejas solas ante sus agresores, al igual que a sus hijos. No es suficiente concentrarse detrás de una pancarta. Esa no es la solución.

Muy pronto vamos a tener oportunidad de demostrar en las urnas lo que queremos. No vale decir todos son iguales, porque no es cierto. No valen los debates de bar y después dejar que sigan haciendo lo mismo. Vamos a tener oportunidad de decir no a la represión y a la manipulación. De decir no al fraude y al amiguismo político, de defender los derechos de la clase trabajadora, de exigir un empleo digno, de plantar cara a la violencia de género. En definitiva, de decir que queremos una sociedad igualitaria donde se persiga el fraude y se combata la violencia, donde todos y todas tengamos las mismas oportunidades y donde se respeten los derechos como pueblo.

No nos dejemos engañar y seamos parte activa para crear la sociedad que queremos, estamos a tiempo.