Palabras versus Hechos

juanjo-legorburu“Hay que pasar de las palabras a los hechos” es la coletilla que suele ser utilizada como una aseveración inamovible por muchos entes del actuar político, una frase hecha que, en realidad, viene a ser una soberana frivolidad. Es como si fuera una incorporación a una autovía sin un previo ceda el paso.

De hecho, somos muy dados en reprochar al contrario su nula energía a la hora de pasar de las palabras a los hechos, cuando uno mismo cae una y otra vez en una crítica fácil con un discurso ramplante y de meridiana futilidad.

Detrás de las palabras que dan forma a la política hay culturas, filosofías de vida; por tanto,  es imprescindible hacer diagnósticos lo más acertados posibles sobre las formas de comprender al otro y de lo que se está hablando.

Porque del ensamblaje de las palabras se van configurando las ideas, lo que no es sino ir a las raíces donde se va gestando el tronco en el cual se asentarán luego las ramas; es decir, las diferentes modalidades del actuar en el frondoso bosque de los ideas.

El diagnóstico de las ideas, aparte de constituir un poso ideológico, debe de ser también el eslabón imprescindible en el que se asiente la propia acción de actuar. Algo de ello sabemos porque nos hemos impregnado poco a poco de palabras e ideas, como lluvia de xirimiri, en espacios de cemento y hormigón, allí donde a la palabra le corresponde la metodología del actuar y no la verborrea, que constituye terreno yermo.