Un pueblo que se organiza, es un pueblo que avanza

La sociedad en la que vivimos, necesita cambiar. El modelo actual no funciona, ni para jóvenes, ni para adultos, ni para personas mayores. Las políticas neoliberales han hecho que vivamos en una sociedad consumista, competitiva, egoísta, insolidaria y sumisa. En nuestra mano esta cambiar todo esto. Si echamos la vista atrás, podemos ver que un pueblo organizado y reivindicativo, puede hacer que las cosas cambien y todos y todas vivamos mejor, no solo algunos, como ahora.


Recuerdo como si fuera ayer, el 3 de marzo de Gasteiz. Yo era muy joven, pero fueron unos hechos, que a mí y a muchos jóvenes de aquella época, nos sirvieron para aprender mucho y forjar una conciencia social, la cual sigo manteniendo.

La sociedad de Gasteiz se organizó, la clase trabajadora se unió, el comercio se solidarizó con las reivindicaciones laborales, abasteciendo a la población, no sabiendo cuando lo iba a cobrar, y los estudiantes vimos que todos y todas podíamos aportar.

Fueron momento muy duros, para algunos y algunas, tanto como que perdieron a sus seres queridos por reunirse en una asamblea. La parte positiva fue que un colectivo que se une, vence.

Actualmente, la desorganización en la mayoría de colectivos y la falta de conciencia social, nos están llevando a perder todo aquello que la clase trabajadora y social consiguió, que fue mucho.

Nunca es tarde. Estamos a tiempo de darle vuelta a todo esto, pero hay que organizarse. Recientemente Cataluña, así nos lo ha demostrado y en Euskal Herria sabemos muy bien cómo hacerlo.

Tenemos que cambiar esta sociedad entre todos y todas, sin irnos lejos. En casa tenemos mucho trabajo que hacer, el más importante el de concienciación. Todas tenemos posibilidades para poder hacerlo, cada uno desde su ámbito, pero hay que comprometerse y organizarse.

A los jóvenes, decirles que son un gran potencial, imprescindible y muy necesario para recuperar esa sociedad en la que la solidaridad, la defensa de los derechos de todas y todos, sean, entre otros muchos, principios irrenunciables.