Recientemente, el Gobierno PNV-PSE, con el lehendakari a la cabeza, denuncia el elevado número de huelgas que hay en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. A esta apreciación añade acusaciones a unos y a otras, con intereses que solo él ve.
La huelga es un derecho y un instrumento para defender y reivindicar, entre otras cosas, mejoras laborales, mejoras sociales, derechos, servicios públicos… Algo que, tal vez, el Gobierno de Lakua y sus miembros desconocen.
Haciendo una revisión muy superflua de nuestra sociedad, la conclusión es que hay pocas huelgas y pocas muestras de rechazo, habiendo muchas razones para que sean más. Pero no hay más huelgas, no porque la ciudadanía no quiera hacerlas, sino porque no puede.
Empezando por la administración pública, irakaskuntza, administración general u Osakidetza, las protestas vienen denunciando mayoritariamente la mala gestión, que se promueve con claros intereses de privatizar todo lo que pueda ser negocio. La respuesta son mentiras desde el Gobierno que, siendo muy sangrante la situación de Osakidetza, dependiendo de quién hable va muy bien o hay que mejorarla.
La realidad es que va fatal. Nos faltan al respeto cuando nos dicen que han reducido las listas de espera en Osakidetza. Tal vez las han reducido para ellos, porque la ciudadanía en general espera meses para una ecografía, para una consulta de especialista, y para muchas otras atenciones.
Son muchas las personas que quisieran hacer huelga para denunciar sus salarios, sus condiciones laborales, los contratos precarios, los no contratados, la imposibilidad de acceder a la vivienda, de poder calentarse en invierno, el no poder hacer tres comidas al día, las pensiones indignas. Pero no se lo pueden permitir.
Mientras todas estas personas, las que hacen esas huelgas y las que quisieran hacerlas pero no pueden, enfrentan su realidad, el Gobierno de PNV y PSE sigue dando cobertura a la banca, gastando cantidades impresionantes para la construcción del TAV, dando ayudas a multinacionales, privatizando servicios públicos y convirtiendo los cuidados en negocio.
Por si todas estas razones para hacer huelga fueran pocas, estos días el Gobierno PNV-PSE firma un pacto por el empleo de la CAV con un centenar de instituciones, agentes sociales, económicos y educativos, el cual no cuenta con el apoyo de la mayoría sindical vasca (ELA, LAB, ESK, HIRU, STEILAS). Llamativo, un pacto por el empleo que trabajadores y trabajadoras no apoyan.
Tal vez el lehendakari y su Gobierno están intentando, una vez más, manipular a la sociedad, reprochando a la clase trabajadora la defensa de sus derechos. Quieren una sociedad sumisa, pero la clase trabajadora vasca, sigue demostrando día a día que ni lo ha sido, ni lo será.