Hemos pasado cerca de seis meses, en los que el tour ha sido una de las noticias más oídas y leídas. Un evento deportivo de gran calado, no cabe lugar a dudas, y con un seguimiento de aficionados y aficionadas multitudinario, algo que es incuestionable.
El tour ha servido para que esa gran afición haya podido presenciarlo desde la puerta de su casa. Muchos aficionados y aficionadas han sido los que lo han disfrutado y también quienes no lo son.
El paso del Tour por Euskal Herria, que por alguna extraña casualidad no ha pasado por Nafarroa, se está convirtiendo en unos días de gran festividad, acompañado de actividades culturales para todos los gustos.
Gracias a este gran evento deportivo, carreteras que llevaban años con grandes socavones, han sido arregladas en tiempo record. Pero solo por las que pasaba el tour. Obras que durante meses avanzaban a ritmo bananero, las han finiquitado en el mes de junio. Algo que hemos agradecido mucho quienes llevábamos meses sufriendolas. Hasta el puente de Irun se ha abierto, pero pasaron los corredores del tour y se volvió a cerrar.
Nuestras calles se han impregnado de ese bonito color amarillo, incluso cambiando las flores de jardines enteros, forrando columnas, entre otras muchas más cosas, para estar a tono con el color del tour. Hemos llegado a vestirnos de amarillo para no desentonar.
Hemos dado a conocer a todo el mundo que Euskal Herria, incluida Nafarroa por supuesto, es un pueblo que quiere que se le respete el derecho a decidir. Reivindicación que ha llegado a los rincones más insospechados.
El cierre de pueblos y ciudades, no ha respetado a sus habitantes. Muchas personas han tenido que suspender actos que llevaban más de un año preparando, con todo lo que ello conlleva. Trabajos que se han visto aplazados, porque los precios de los alojamientos se han disparado.
Trabajadorxs que han tenido que salir de casa dos horas antes, y han llegado dos horas más tarde, porque no pueden acudir en transporte público. Ha habido empresas que han dado flexibilidad en la entrada y en la salida. Flexibilidad que curiosamente no se da para conciliar la vida familiar y laboral. Pero el Tour es mucho más y se lo merece.
Y qué decir de las personas que gusta calificar como las más vulnerables, que en Zornotza no han podido acudir al centro de día en el transporte que los lleva habitualmente. Han sido sus cuidadoras quienes les han tenido que llevar, andando. Eso a quienes la distancia se lo ha permitido, porque otras se han tenido que quedar en casa, ante la imposibilidad de acceder al pueblo en coche. Pero no importa, el Tour lo merece.
Muchas empresas que han estado alrededor de este evento deportivo, son empresas reiteradamente denunciadas por sus empleados, por vulnerar el derecho a la huelga, por acoso sindical, precariedad laboral… Empresas que, casualidades de la vida, están ligadas a un partido político en concreto.
Esos grandes beneficios económicos que nos han reiterado cual mantra se tratara, ¿a quienes han afectado?¿por qué no nos hablan de costes? Como, por ejemplo, el coste al que asciende el dinero que se va a tener que abonar a los trabajadores de la administración
pública que han tenido que hacer muchas horas extra. En hostelería, la contratación adicional que se ha realizado, ¿se ha hecho con contratos y salarios dignos?
Es significativo y muy a tener en cuenta, que las federaciones de ciclismo de Araba, Bizkaia, y Gipuzkoa, hayan criticado que los beneficios millonarios que dejará la carrera, no revertirán en el deporte de base. ¿A qué manos van a ir a parar esos beneficios?
El Tour es mucho más que un importante evento deportivo de gran colorido.