Ausencias

Jose Miguel Beñaran ‘Argala’.

“Un recuerdo para tu ausencia, lo llenas todo con tu presencia”. Así rezaba un cuadro de cristal esculpido a punzón y decapante que vi por primera vez en la herriko allá por mediados de los 80. Era un Santi sonriente, encamisado y tranquilo, apenas dos años después de que dos mercenarios a sueldo del estado lo mataran en su propia consulta.

Pero era aquel otro retrato el que más me llamaba la atención, justo en la misma columna, encima del mencionado.  Junto a otros se adivinaba un rostro enjuto, una mirada socavada y profunda.

Más tarde a finales de esa misma década, los ecos de sus andanzas transformaron la admiración en compromiso con una frase solemne, escrita esta vez en alguna vieja máquina y sobre un fondo rosáceo que chocaba con el blanco y negro “txostenero” que se estilaba: “Soilik bere burua antolaturiko herriak, lor ditzake helburu handiak”. Herria helburu, antolakuntza. Lo destrozaron en Angelu hace cuarenta años, no así lo que sembró junto a sus compañeras y compañeros.

Al otro lado de la barra se perpetuaba un teléfono verde, y frente a él una mini cadena con doble pletina y radio. Allí mismo fue Nicaragua la que nos sobresaltó con la victoria de Violeta Chamorro y su Unión Nacional Opositora ante el Frente Sandinista.

Algunos años después y sentado en uno de aquellos taburetes rematados con cestones encajados del revés, conocí de tu ausencia Chico. Un terrateniente, su hijo y la impunidad que los avalaba, desde el gobernador de Acre hasta el presidente, consiguieron lo que los garimpeiros y demás esbirros no pudieron hacer.

“Senderos de libertad” terminó de aclarar el grito de una amazonia que nos llegaba con afonía, débil, sin google. La belleza de la honestidad militante, lo cruel de la realidad opresora, el dolor y la esperanza cuando ambas chocan. La solidaridad de los que no tienen mucho, con los que aún tienen menos.

Así lo trova Silvio “La libertad solo es visible para quien la labra” y lo canta Maná “Cuando los ángeles lloran”. Y seguirán llorando Chico, el enemigo cambia de cara pero no de argumentos, el silencio cómplice de aquellos Sarney o Collor de Mello da voz al temible presente de Bolsonaro.

Hasta Ernai peina canas al recordar cuatro décadas desiguales navegando entre contradicciones adultas, planteamientos vetustos y utopías diarias. Varios años aguanto el “Gaztea naiz eta?!” en una pequeña pizarra negra colgada a modo de expositor acompañado de pendientes y pulseras talegueras.

Para entonces el desconocido con hacha y txapela de Kortatu ya contemplaba las idas y venidas del iglú. Los bolsos de tela dieron paso al goretex y las oscuras lonjas donde tanta esperanza y mugre se acumulaba, derivaron en aislados espacios festivos carentes de latido.

Hoy como ayer y a pesar de irnos arrugando, la ilusión sigue surfeando dejando una estela donde se apiñan eufóricos, enfadados o indiferentes. Una apreciación, no esperéis a los terceros, desconfiad de los primeros y seguid trabajando con el resto. Cuando los brazos ya no sirven para tirar, llega el momento de empujar, ya que hay camino andado, manos y piernas que protegen, golpean o abrazan. Vaya uno muy fuerte a las que os tocará marcar el paso.

¿Pudo ser mejor? Pudo… Las preguntas sin respuestas son las que se lanzan en el presente sobre lo que se pudo o no haber hecho en el pasado, para poder así condicionar el futuro. Nada más lejos de mi intención al intentar condensar lo necesario de las ausencias en apenas sesenta metros cuadrados.

A pocas horas de escribir estas líneas he conocido la sentencia sobre el juicio de Iñigo Cabacas. La crudeza de los hechos nos devuelve a la espiral que une Bilbo con Altsasu.

La impunidad los hace falsos, incompetentes o mentirosos, todo menos asumir sus responsabilidades, y son estos y sus sucesivos mandos políticos los que han gestionado y gestionan nuestra realidad diaria. Una ausencia más sin esclarecer, y van demasiadas…

Jose Miguel Beñaran ‘Argala’  (07/03/1949 – 21/12/1978)

Chico Mendes Filho  (15/12/1944 – 22/12/1988)

Ernai, urte askotarako…

P.D: Lástima no poder recordar una Constitución ausente.