Catalunya, clamor de libertad

El pueblo catalán ha emprendido un viaje hacia a libertad y en ese trayecto se ha encontrado con las garras de un Estado corrupto que no tiene más recetas que la negación de los derechos de un pueblo que democráticamente quiere acabar con el régimen del 78. Régimen que tras la transición no hizo más que reubicarse para seguir realizando lo mismo que con el caudillo.

En 1978 nos encontramos ante el paradigma de una reforma, ya se preocupó el caudillo de dejarlo todo “atado y bien atado”,  con una monarquía antidemocrática sin ser  refrendada. Precisamente, nos hallamos ante un Estado podrido por la corrupción que alcanza a lo más alto de la jerarquía salpicando de pleno a la casa real.  Hoy estamos ante una segunda transición y casi ante un mismo escenario: reforma o ruptura.

La posición de reformar el Estado para democratizarlo lo ha emprendido el pueblo catalán por vías exclusivamente democráticas  defendiendo el derecho de los pueblos y las personas.

En esta nueva transición hay quien se obceca en utilizar viejas fórmulas que tienen más coincidencias con un régimen fascista que con estados democráticos del siglo XXI.  Defienden  “una, grande y libre” imponiendo con el monopolio de la fuerza unas leyes creadas por un régimen franquista, mientras desoyen a una mayoría del pueblo catalán que clama la libertad y quiere ejercer el derecho a decidir.

El proceso catalán es un proceso ejemplar, cuenta con una gran movilización popular y un liderazgo político que abarca desde partidos de izquierdas hasta las posiciones más conservadoras catalanistas y de derechas.  Las normas del juego son claras, la democracia, la de llevar a las urnas proyectos políticos para que la ciudadanía los vote.

Desde Euskal Herria también se observa el  “procés català” con mucha expectación.  Existen diferentes visiones sobre el mismo,  el PNV apuesta por una reforma de la Constitución pactada con el Estado español de forma bilateral, mientras que  los independentistas no vemos posible que el Estado tenga capacidad para negociar los derechos de los pueblos sin estado, democráticamente.

El PNV sustenta un Gobierno represivo y vulnerador de los derechos civiles y políticos a cambio de un par de favores económicos que benefician a unos pocos “de clase alta”.  Este Gobierno apoyado por el PNV justifica el uso de la fuerza haciendo un monopolio de ella, mientras que el pueblo catalán sufre en estos momentos en primera persona la actitud antidemocrática y represiva del Estado español.

Euskal Herria conoce bien esta actitud que durante muchos años está sufriendo la represión política y antidemocrática del Estado.  Esta  ha sido justificada por la existencia de la organización armada ETA, y claramente no es el motivo del uso de la fuerza del Estado.  En el “procés” de Catalunya no existe ninguna actitud violenta por parte del independentismo catalán y la respuesta del Estado es la misma: LA OPRESIÓN.

Como conclusión, a las vascas y catalanas independentistas no se nos juzga por nuestros hechos sino por lo que somos, independentistas.  Claramente el único objetivo del Estado español es que renunciemos a nuestro proyecto político, pero con sus actuaciones solo consigue que nos reafirmemos en nuestras posiciones.

VISCA CATALUNYA!!

VISCA  LA TERRA LLIURE!!