Catalunya en el espejo

Escocia, Catalunya; los vascos y las vascas tenemos donde mirar para ir tomando nota de lo que ocurre en estos procesos. Sin ánimo de copiar, cada pueblo tiene su recorrido, sus formas y tiempos, pero si dispuestos a aprender para poder impulsar nuestro propio camino. Como una bocanada de aire fresco que nos permita seguir trabajando de manera participativa, plural y en clave soberanista.

En ese camino el punto de partida no es igual para todos, la ventaja de quienes defienden el statu quo actual frente a quienes plantean un profundo cambio político, es inmensa. Otro gran obstáculo para afrontar una fase que requerirá de negociación y de acuerdos, y de aprender a superar desconfianzas y gestionar discrepancias.

Los hechos apuntan a que todo lo anterior ha sido necesario para cerrar el acuerdo entre CDC, ERC y las entidades soberanistas catalanas el pasado 14 de enero, justo un año después de la firma del decreto de convocatoria de la consulta sobre la autodeterminación, que tras ser impugnada y suspendida, acabó con un 9N alternativo. También el trabajo y la trayectoria de la CUP, ya que si bien queda fuera de la lista conjunta, su candidatura paralela es la confirmación de que sigue manteniendo la apuesta por un mismo objetivo.

El 11 de septiembre, coincidiendo con la Diada comenzará la campaña. La sociedad catalana afrontará un reto trascendental para el futuro de su país, tras haber agotado todas las posibilidades de negociación con un Estado, que sigue utilizando la desinformación y el discurso del miedo, negando y despreciando la voluntad de la sociedad catalana, como ocurrió con la reforma estatutaria de 2006 y la posterior sentencia del tribunal constitucional de 2010.

El decreto firmado el 3 de agosto no incluye ninguna referencia al carácter plebiscitario del 27S, con objeto de evitar cualquier impugnación por parte del estado, pero todo el que vote ‘Junts Pel Si’ o a la CUP, sabe que está votando por la proclamación de la independencia.

Así, si el próximo 27 de septiembre esta candidatura consigue la mayoría, sus diputados formarán un único grupo parlamentario conjunto, que dará apoyo a un gobierno de concentración nacional, con el mandato de poner en marcha las medidas para la constitución del nuevo estado y para afrontar las prioridades sociales.

Lo que es seguro es que lo que pase en Catalunya el 27 de septiembre, va a condicionar lo que suceda en el resto del Estado, más aún con unas elecciones generales a la vista.

Numerosos analistas coinciden en que el éxito político del proceso soberanista catalán, es haber conseguido que cale la idea de que la causa de la nación catalana es principalmente un hecho democrático, y no tan solo una reivindicación identitaria y territorial.

La ANC, Ómnium cultural y multitud de agentes de todo tipo, mediante un trabajo discreto y constante han hecho posible una lista conjunta y han sido capaces de sumar a la mayoría soberanista del país para afrontar esta nueva etapa.

Sumando complicidades, explicando el proyecto y detallando la hoja de ruta que requiere un proceso de estas características. La decisión, y esa es la mejor noticia, vuelve a estar en manos de la ciudadanía catalana.