Desde Catalunya a Euskal Herria

katalunia-emaitzakZorionak Katalunia. Pese a aquellos que insisten en ver la botella medio vacía, el pueblo catalán ha respaldado el nuevo proceso constituyente.

El punto de inflexión que suponían estos comicios convertidos en plebiscitarios por unos y otros, muestran a un independentismo en forma pese a no haber obtenido la mayoría de los sufragios, y retratan a un Estado incapaz de afrontar la realidad en clave democrática y rozando en muchos casos el más absoluto ridículo. De esta manera Junts Pel Si y la CUP recogen el testigo de la sociedad catalana, con el mandato de llevarlo a buen puerto. Para el unionismo por contra, los resultados sean cuales sean jamás serán suficientes.

Este 27S abre la puerta a pocas certezas y muchas incógnitas, que los y las catalanas deberán ir despejando en los próximos meses. Lo que es evidente es que estas elecciones han movido el tablero político en el Estado. Con unas elecciones generales a la vista, el camino emprendido en Catalunya, de una u otra manera, también tendrá incidencia en Euskal Herria. Pero si bien podríamos fijar ambos procesos, vasco y catalán, en un mismo contexto de crisis del modelo de estado agudizado por una grave y aun incierta situación socioeconómica, otra cosa seria plantear una solución en los mismos parámetros, o subordinar nuestro propio proceso a hojas de ruta electorales estatales. Y es que hemos imaginado tantas veces el proceso de liberación de nuestro pueblo, que al cambiar el guión nos cuesta entender que, lentamente, pero seguimos avanzando. Dependerá en gran medida del trabajo que hagamos para ganar nuevos espacios y voluntades, presentando el proyecto independentista como elemento transformador, para que de esa manera incorpore en su discurso contenidos con tantos o más componentes democráticos o sociales que emocionales.

También hay quienes pretenden emular el proceso escocés. Los jelkides afirman que la CAV es lo más parecido a un Estado sin estado, queriendo hacernos creer que los hipotéticos acuerdos a los que lleguen con el Gobierno serán pactos entre iguales. Olvidan que Escocia no es Euskal Herria, pero sobre todo que Londres no es Madrid.

Cabe recordar que el PNV concurrió a unas elecciones autonómicas en 2012, con un programa en el que se incluía la celebración de una consulta para 2015 sobre el estatus de la CAV. Tres años después, los ritmos de la ponencia sobre autogobierno del parlamento vasco siguen bloqueados, a pesar de que son precisamente los jelkides y el PSE los que ostentan la mayoría. Lo que fue una promesa electoral, pasa a ser una mera “previsión” según palabras de sus propios dirigentes. Nada nuevo. En la última década hemos pasado del “acomodo de Euskadi en España” de Imaz, a la “nación foral” de Urkullu. Términos vacios que van cambiando en el tiempo, para finalmente no cambiar nada. Una estrategia que tras 40 años de trayectoria política e institucional, nos dejan donde estábamos.

Lo ocurrido en Catalunya debe impulsarnos política y anímicamente para seguir haciendo nuestro propio camino, “escribiendo el futuro sin miedo, contra nadie y desde el optimismo moderado y la esperanza radical”. Para conseguir que se muevan los que hasta ahora no lo han hecho. Trabajando y sumando la voluntad popular suficiente, para que se vean obligados a hacerlo.