El 8 de marzo no todo vale

Sobre el origen del 8 de marzo nada hay que añadir porque es de sobra conocida su razón de ser. Sin embargo, sobre ciertos  comportamientos, hay mucho que reseñar. Es destacable que cuando se acerca esta fecha, crezcan feministas cual perretxikos en  primavera.


Es difícil de digerir ver a ciertas personas con lazos morados en sus solapas, con vestimenta morada en este día, y haciendo bandera de un feminismo que ni saben lo que es ni tienen intención de conocerlo.

El día internacional de la mujer es un día muy importante. Es la escenificación de la lucha de muchas mujeres por la igualdad, durante los 365 días del año. Y a quienes solo se les ve ese día, sobran.

Oírle decir a la Sra. Mendia que están valorando que el próximo día 8 de marzo sea festivo,
sonó más a un slogan de campaña electoral que a un reconocimiento del valor de ese día.
Sobran este tipo de planteamientos propagandísticos, así como esos lazos morados en las
solapas de quienes nada, salvo poner piedras en el camino, hacen por una sociedad más
igualitaria.

No es feminista, por muy de morado que se vista, quien con sus políticas fomenta la desigualdad salarial entre hombres y mujeres; quien permite que sectores feminizados, como es el de cuidados, tenga unas condiciones laborales pésimas y si además de mujer es migrada, peor aún; quien reduce a una concentración de condena su reacción ante los asesinatos de mujeres a manos de hombres; quien ante agresiones sexuales se limita a trasladar, como si de un mantra se tratara, un mensaje caduco sin ninguna medida para evitarlo.

Ser feminista y/o apoyar el feminismo es mucho más que eso. Es luchar por la igualdad entre hombres y mujeres, por eliminar roles de exclusividad de las mujeres, por la libertad de todos y todas, independientemente del género. Y no solo un día, sino todos los del año.

Por ello, quítense esos lazos de las solapas cual medallas al mérito. Eviten declaraciones y
mensajes que se reiteran tanto, que con cambiarles la fecha servirían. El feminismo quiere hechos y estos se demuestran andando, no con declaraciones propagandísticas ni con lazos en las solapas.