Libertad de pensamiento

Si aceptamos el concepto de pensamiento como la capacidad de discernir y penetrar la realidad, admitiremos también que todo pensamiento debe ser crítico, partiendo de múltiples lugares, y que debe de apuntar siempre al cuestionamiento de lo estático e inquebrantable. El pensamiento crítico encuentra hoy en día el tiempo y los lugares para ser emitido, y demanda también ser escuchado por la mayoría de los pueblos con el objeto de impulsar a los hombres y mujeres a que tomen las riendas de su propio destino.

Hacemos uso de nuestra libertad de pensamiento para descartar cualquier intención o voluntad de que se imponga un pensamiento único o hegemónico que es, desde su mismo origen, una gran contradicción, porque intenta abordar la infinita complejidad de las cosas y del ser humano desde una única perspectiva. El pensamiento dominante propaga la idea de que el desarrollo tecnológico equivale al progreso, entendido como velocidad, aceleración y acomodo rápido a lo nuevo. Nos dicen que han quedado anticuados conceptos como propiedad o clase social. Que simplemente existe un mundo y una economía mundial y, claro está, a semejante economía mundial le corresponde a su vez una conciencia también mundializada y un pensamiento único.

Valga la disgresión para entrar en la cuestión central de este artículo, que no es otra que, por ejemplo, la capacidad de decisión y determinación que tengamos las y los zornotzarras para poner encima de la mesa el primer nombre de la lista, o alcalde, de la próxima legislatura y que a comienzos del año será elegido por los votantes.

Porque queremos libertad de pensamiento para poder elegir a nuestr@ alcalde sin trabas ni corsés que nos indiquen de antemano cuál debe ser el veredicto.

Queremos libertad de pensamiento para estar codo con codo al lado de las mujeres (más si cabe estos días en los que hemos tenido constancia de una nueva agresión a otra mujer del pueblo) en la lucha por enterrar todo maltrato, sea verbal o físico, y ayudar a empujar en su empoderamiento para que construyamos relaciones en igualdad. Porque toda transformación sin un cambio cultural, sin un cambio que pase por la forma de hacer de las personas, no transformará nada.

Queremos libertad de pensamiento para abordar un RELATO donde se tome en consideración la naturaleza política del conflicto, ya que es el fondo de donde parte toda disputa, sea ya en sus fines como en sus medios. Valga esta ocasión para que recojamos un eslabón de nuestra memoria y traigamos al recuerdo a nuestro paisano Andres Izagirre Gogorza, muerto hace 37 años en una emboscada preparada por la Guardia Civil en Errenteria.

Queremos libertad de pensamiento para abordar la acción política desde un planteamiento de izquierdas, entendiéndola como un conjunto de fuerzas que luchan por construir una sociedad alternativa al sistema capitalista explotador y a su lógica de lucro, una sociedad de trabajadores organizada a través de una lógica humanista y solidaria, orientada a satisfacer las necesidades humanas.

Y queremos libertad de pensamiento para poder expresarnos cada cual con nuestra ideología y nuestra percepción del mundo, y no para tener que ser políticamente correctos derivando un pensamiento encorsetado con la hegemonía imperante. Libertad de expresión sí, pero, sobre todo y ante todo, libertad de pensamiento.