Tras varias semanas, la resaca electoral sigue coleando. Acuerdos preelectorales y concreciones postelectorales (PNV-PSE), giro a la derecha en las provincias del norte, ilusión y aires de cambio en el sur… Veámoslo con perspectiva.

Seamos conscientes que a pesar de la importancia de estos comicios, el tiempo en el que se mide un cambio político no es el de legislaturas, es el de generaciones. Ese compromiso con las futuras generaciones es el que guiará el debate y las decisiones que marquen estos años y los siguientes.

El cambio en las tendencias generales en relación a las formas de hacer política en un contexto de crisis del modelo socioeconómico, altera mucho el marco de la acción política. Trabajar por la igualdad de todas las personas, “a pesar de Maroto”, defender la cohesión social con servicios a la altura de la grave situación socioeconómica, promover el desarrollo endógeno y sostenible de nuestra tierra o abogar por una relación natural y una vertebración lógica entre todos los territorios vascos, son solo unos ejemplos de lo anterior.

Ante este escenario, el voto popular y las instituciones deben de ejercer como palanca para propiciar cambios profundos basados en la justicia, la igualdad y la honestidad. Justicia que acorte la distancia entre los que más y menos tienen, igualdad de derechos y oportunidades para todas las personas y todos los proyectos y honestidad para afrontar otra manera de entender y ejercer la política.

No son pocos los retos que deberá afrontar la izquierda soberanista en este nuevo ciclo, tanto en lo electoral como en lo ideológico. ‘Euskal Bidea‘, la situación socioeconómica, avanzar en el proceso de resolución del conflicto o desarrollar y ampliar la política comunicativa, pasando de intentar mantener un bloque cohesionado, a atraer y acumular otros sectores quizá menos politizados. Cerrar el círculo añadiendo el quien, al que y al como.

Las elecciones departamentales de Ipar Euskal Herria, reafirmaron el camino emprendido por la coalición EHBai. El avance de las fuerzas soberanistas y de izquierdas al otro lado del Bidasoa, no es espectacular pero si constante. Esta tendencia parece ser proporcional al trabajo realizado para conseguir el acuerdo entre diferentes, reforzando la idea de que perspectivas distintas, pueden converger en objetivos comunes. Complementando un planteamiento nacional de vertebración territorial (propuesta de colectividad territorial para Ipar Euskal Herria), que reformule el ámbito de decisión también para las provincias de Hego Euskal Herria, con otro que amplíe mucho nuestras capacidades en diferentes áreas tan importantes como: políticas económicas y sociales, euskera, enseñanza, sanidad, medio ambiente…. Los resultados de las elecciones municipales y forales apuntan en esa misma dirección.

De ese contexto político, cabe pensar que surgirá la necesidad de un nuevo modelo organizativo, donde primen las personas y el proyecto sobre los partidos. Será otro nudo que tendremos que desatar entre todos y todas. Mientras tanto sigamos uniendo voluntades.