Privatizar servicios públicos es sinónimo de desigualdad social

No es ninguna novedad la política de privatización del Gobierno PNV-PSE. La pandemia está siendo una excusa a medida para seguir con su estrategia privatizadora.
En política social, la mayoría de los  servicios están privatizados. Los cuidados, residencias o la ayuda a domicilio, son gestionados por empresas privadas, en algunos casos concertadas. Y concertado es privatizado, aunque lo quieran vestir de otro color. Permitiendo unas condiciones laborales precarias, con el consiguiente deterioro del servicio.


En educación, en vez de reforzar la enseñanza pública, dotarla de todos los medios necesarios, humanos y materiales, se desvía dinero público al sector privado y se le llama educación concertada. Esto es financiar colegios privados con dinero público. Dedican Fondos de Europa a la puesta en marcha de una universidad privada en Araba. Mientras, hay familias que no han podido pagar internet para que sus hijos e hijas sigan las clases online.
En Sanidad, las listas de espera de algunas especialidades, y de pruebas complementarias, son de meses. Se les llena la boca diciendo que tenemos el mejor sistema sanitario: un buen sistema sanitario es el que da respuesta a las necesidades de la ciudadanía y no es el caso. La pandemia ha instaurado las consultas telefónicas, esas que todos y todas hemos sufrido y seguimos sufriendo, en todas las especialidades. Se nos ha diagnosticado por teléfono, con meses de demora para algunas pruebas. Esto ha supuesto un aumento de contratación de seguros médicos privados, que es un dato que lo dice todo. ¿Quién no se lo puede pagar será atendido cuando lo necesita?
La salud y la educación son dos pilares fundamentales de una sociedad. Las políticas sociales deben dar cobertura a las necesidades de la ciudadanía, nunca suponer un sobrecoste para la ciudadanía. Por ello, deben ser públicos y de buena calidad, fomentados y potenciados por la administración.
Qué decir de las necesidades básicas, como la luz. Hay empresas con beneficios brutales y familias que no llegan a fin de mes, porque sus sueldos son indignos. El nivel de pobreza energética es enorme. Son muchas las familias que viven en una gran precariedad, pagando alquileres inasumibles, mientras la banca tiene cientos de pisos vacíos. La precariedad laboral va aparejada a pobreza.
Se está permitiendo que el empresariado sin escrúpulos engordar sus arcas, gracias a la mal llamada concertación. La concertación es desvío de dinero público a empresas privadas con ánimo de lucro.
Es muy largo el etcétera de los servicios privatizados y los que van camino de ello si seguimos mirando para otro lado. Tal vez debemos recordar que, luchando, saliendo a la calle, se consiguen mejoras sociales para todos y todas.