Siete notas y un catarro

Lunes 16 de marzo. El gobierno apuesta por el tejido empresarial, manteniendo abiertas empresas que no pueden garantizar la salud laboral de sus trabajadoras y trabajadores. Llueve sin parar, el tiempo entristece aun más el panorama peatonal. Tarde, mal y nunca. Nueva pirueta jeltzale, Urkullu y Ortuzar acumulan ya varios mortales con doble tirabuzón.

Sigue sin haber papel higiénico en las baldas, pero a pesar de ello cagamos con normalidad. “Operación filtro” ochentera en la muga, mientras sorpresivamente, Macrón anuncia su intención de recortar la edad de jubilación mandando a votar a amamas y aitites. “238 ohe huts”, isolatuak nahi ditugu, baina etxean. Desde el sofá de la sala veo las jardineras y camino hacia ellas sin ninguna reja que lo impida.

Martes 17 de marzo. La pandemia machista no entiende de cuarentenas. El contagio es generacional, la vacunación mental. La perspectiva estratégica reducida a criterios macroeconómicos asoma en época de vacas flacas. Los ecos de lo colectivo ante lo individual y lo público sobre lo privado se atienden dependiendo del miedo. El esfínter de los vascos debe de funcionar en proporción a nuestra propia estupidez. Toda la vida condicionada por una hipoteca y somos incapaces de disfrutarla veinticuatro horas seguidas. Ha dejado de llover.

Miércoles 18 de marzo. Como un augurio amanece nublado pero se espera sol. El sonido de las cazuelas superó a los aplausos. Las articulaciones se resienten y los perros comienzan a notar la fatiga. Los escombros de Zaldibar siguen donde estaban, Joaquín y Alberto también. Es preferible ser chino en China que vasco en España. Tras meses intentando evitar parecernos a ellos, la superioridad ética y cívica se diluye. El respeto es la base de las relaciones y también de la solidaridad entre los pueblos. Hay el mismo número de expertos que de contagios y nadie nos vacunará ante la voracidad de las farmacéuticas. Ha desaparecido el perro de Scottex.

Jueves 19 de marzo. La festividad no disminuye el tráfico. Nadie oposita, se es padre sin necesidad de currículum. La corona es un virus para el que no se busca antídoto. Sentado frente al televisor no se aprecia la mano del ventrílocuo. Estando en guerra conviene mirar por la ventana antes de aplaudir, en el territorio de Europa con mayor ratio de pasma por habitante. Cuba exporta medicinas y médicos, España armamento y futbolistas. La telemática disminuye el riesgo de contagio, pero a pesar de los esfuerzos el ministerio de ciencia e innovación  no ha logrado crear aplicaciones para poder barrer con un ratón o apretar las tuercas desde el móvil. Las palomas se aburren en el parque.

Viernes 20 de marzo. ¿Se puede prevenir lo imprevisible? En enero caían como chinos. El tiempo aminorará la intensidad no la cantidad, conviene ir asumiendo el futuro. Es imposible aislarse en casa cuando uno no la tiene. Los test se priorizan, sopesando el nivel de anticuerpos en base a la escala social y salarial. Necesitamos de necrológicas para constatar que sectores denostados o minusvalorados eran y siguen siendo más importantes que darle patadas a un balón. A pesar de los avances tecnológicos, seguimos funcionando con un software del siglo XXI en un hardware sin actualizar hace demasiado. Carraspear nos pone en guardia, un estornudo en modo pánico. Por la noche las farolas alumbran los secretos. Y no amanece….

Sábado 21 de marzo. Las verdaderas necesidades vitales chocan contra las fronteras de Grecia  y Turquía, no de camino a Castro. El virus cortocircuita el ocio convirtiendo las ventanas en puertas. Un mundo mágico que transforma en personas las sombras del garaje. Superar esta situación Gure Esku Dago, en una autonomía intervenida de facto sin cargas ni esteladas. Recortes y rescate bancario no son sinónimos de salud y recursos públicos, un esfuerzo de todas y todos por y para los mismos. Proponen fregar con lejía los cajeros para que los sin techo descansen con seguridad. Llorar no es contagioso, pero las lágrimas del presente valen de poco en un futuro sin memoria. Beber calma la sed pero no las ganas de beber, y a falta de cañeros tiraremos de latón. El perro de Scottex sigue sin aparecer.

Domingo 22 de marzo. Nuboso. Amazon pone en venta manuales deontológicos abriendo la posibilidad de poder sacar el MIR online. Jornada dominical sin txistus, con rabas en off y algún despistado llevando camiseta del Athletic. Bela y Bizkargi seguirán esperando. Los vecinos hacen la fotosíntesis mientras intentamos construir con puzzles otra realidad que nos evada del control social. En Lizarra Navarra no Suma y a pesar de Lander, no todo termina siendo política, las huelgas lo son desde su origen. ¡Vaya un oasis! Recluidos y de mierda hasta el cuello da miedo respirar. Contagiados, agónicos, muertos y recuperados, una macabra espiral que nos situa ante el espejo. Con o sin conspiración, “I don’t like Mondays”.