¿Y si dejamos de poner el foco en la hostelería y en los jóvenes, y miramos más allá?

Una reunión del LABI. Foto: Irekia

Una reunión del LABI. Foto: Irekia

La primera ola de la pandemia nos pilló por sorpresa. La segunda empezó porque los jóvenes salieron de fiesta los días de verano. La tercera ola es consecuencia de que la gente aprovechó la flexibilización de las medidas en Navidades para reunirse con familiares y allegados. En definitiva, que cada vez que la situación sanitaria empeora la culpa es de la ciudadanía, en general, y de la hostelería y la juventud, en particular.

Y, ¿qué hacemos cada vez que aumenta la tasa de contagios? Cerramos la hostelería y confinamos los municipios. ¿Que mejora la situación? Perfecto, ordenamos la reapertura. ¿Que la situación sigue siendo grave, pero hay que salvar el verano -las elecciones- y la Navidad? Pues, hacemos menos test, baja el número de positivos y volvemos a abrir. Esta es la estrategia del Gobierno Vasco, quitar y poner restricciones. Una estrategia irresponsable cuando llevamos un año de pandemia.

Es evidente que gestionar una crisis sanitaria y socioeconómica que afecta a todo el planeta es muy complicado, y es normal que haya errores. Está claro que hay gente que se contagia en los bares y que los botellones y las fiestas en casas particulares no ayudan a frenar la expansión del virus. Pero, dejemos de poner el foco en la hostelería y en los jóvenes y lancemos al aire preguntas para la reflexión.

Según las autoridades, en el 95% de los casos de covid-19 detectados en la CAV no se sabe el ámbito de contagio. ¿Por qué? Y si solo se conoce el origen del 5% de los positivos, ¿es lícito decir que los contagios se producen en espacios concretos sin ofrecer ningún dato? ¿Acaso no se registran contagios en las empresas o en el transporte público? ¿Por qué no se informa de los positivos que se dan en los centros de trabajo? ¿Cuál es la situación en las escuelas y universidades? ¿Qué pasó en las residencias? Si las personas mayores permanecían sin salir de sus centros y tenían restringidas las visitas, ¿por qué se dieron tantos brotes?

La primera ola de la pandemia la superamos confinándonos en casa, con teletrabajo y recibiendo clases a distancia. Y ahora que seguimos en una situación de alarma nos dicen lo contrario: que el foco de los contagios está en los hogares, y no en las oficinas, fábricas, escuelas, autobuses y metro. ¿Cómo es esto posible?

La llegada de la vacuna iba a ser el principio del fin. Pero ¿qué está pasando con la campaña de vacunación en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa? ¿Por qué somos la comunidad que menos vacunas pone? ¿Es consecuencia de una mala estrategia del departamento de Salud? ¿No hay recursos suficientes en Osakidetza? ¿Quién es el culpable de esto?  Entretanto, vemos a gerentes de hospitales que aprovechan su condición de haber sido cargos públicos del PNV para saltarse todos los protocolos y vacunarse cuando no les correspondía. Vergonzoso e inaceptable. ¿Son casos aislados o hay más? ¿Qué va a hacer el Ejecutivo de Iñigo Urkullu para evitar las vacunaciones irregulares? Y ¿qué va a hacer para acelerar el proceso de vacunación y lograr cuanto antes la inmunidad de la población?

Analicemos también el comportamiento de la ciudadanía. Aunque desde el Gobierno Vasco y algunos medios de comunicación solo pongan el foco en lo que la gente hace mal, la realidad es que la inmensa mayoría cumple con las medidas preventivas, a pesar de los problemas económicos y psicológicos que acarrea toda esta situación excepcional. A menudo no somos conscientes de que hay mucha gente que no respeta las cuarentenas, porque sencillamente no puede permitirse cogerse una baja. Si es imprescindible que las personas contagiadas se aíslen, ¿por qué no se ofrecen facilidades para ello? Si es imprescindible restringir la movilidad y evitar las aglomeraciones, ¿por qué no instauran el teletrabajo? Si es imprescindible cerrar la hostelería, ¿por qué no se ayuda a quién has obligado a cerrar su negocio? Todas las restricciones deben ir acompañadas de ayudas para los sectores más perjudicados.

En ese sentido, la comunidad científica lleva tiempo advirtiendo de que sólo con medidas restrictivas y confinamientos es imposible superar la pandemia de la covid-19, y subraya que son necesarios otro tipo de medidas: reforzar las plantillas de ambulatorios y hospitales; aumentar la capacidad para realizar test de detección; reforzar los equipos de rastreo; y acelerar el proceso de vacunación. ¿Por qué no lo hacen? ¿Por qué cada vez que se reúne el consejo asesor del lehendakari es para poner o quitar restricciones? ¿Para cuándo medidas sanitarias que vayan más allá de prohibiciones?

A estas alturas todas y todos sabemos cómo evitar los contagios: uso de mascarilla, distancia de seguridad y limpieza de manos. La ciudadanía debe respetar las medidas adoptadas por las autoridades, pero los gobiernos deben asumir sus responsabilidades, no pueden cometer los mismos errores de hace un año y mucho menos culpar a la sociedad de su incapacidad.