Roberto Zabala Zamalloa fue detenido en dos ocasiones (en noviembre de 1980 y en 1984) e incomunicado durante un total de 15 días. Sufrió métodos de tortura como “la bolsa”, “la ruleta”, golpes y amenazas. “Posaron un taladro en marcha sobre mi pecho, amenazándome que me lo perforarían si no hablaba”, relata.
Zabala, junto a otros seis zornotzarras torturados, denunció haber sido objeto de malos tratos por parte de la Guardia Civil. Por ello fueron acusados nueve guardias civiles en un proceso que terminó 20 años más tarde con sentencias condenatorias para todos ellos: varios meses de arresto mayor y cuatro años de suspensión de empleo. Nada comparable a los 70 años de prisión que sumaban los torturados, precisamente por declaraciones arrancadas bajo torturas.
Gehiago Irakurri