“Hay que pasar de las palabras a los hechos” es la coletilla que suele ser utilizada como una aseveración inamovible por muchos entes del actuar político, una frase hecha que, en realidad, viene a ser una soberana frivolidad. Es como si fuera una incorporación a una autovía sin un previo ceda el paso.
De hecho, somos muy dados en reprochar al contrario su nula energía a la hora de pasar de las palabras a los hechos, cuando uno mismo cae una y otra vez en una crítica fácil con un discurso ramplante y de meridiana futilidad. Gehiago Irakurri