No recuerdo muchas mañanas sin haberme desperezado con sus páginas. El aturdimiento del sueño nocturno chocaba con las portadas del Egin, hoy espabila con las del Gara. Gehiago Irakurri
No recuerdo muchas mañanas sin haberme desperezado con sus páginas. El aturdimiento del sueño nocturno chocaba con las portadas del Egin, hoy espabila con las del Gara. Gehiago Irakurri
“Un recuerdo para tu ausencia, lo llenas todo con tu presencia”. Así rezaba un cuadro de cristal esculpido a punzón y decapante que vi por primera vez en la herriko allá por mediados de los 80. Era un Santi sonriente, encamisado y tranquilo, apenas dos años después de que dos mercenarios a sueldo del estado lo mataran en su propia consulta. Gehiago Irakurri
La violencia machista aumenta y esto nos debería hacer reflexionar, pero no para dejarlo ahí. El número de agresiones, sobre todo a mujeres, pero también a niños y niñas, lejos de reducirse, crece.
Llevamos años concentrándonos en las plazas de los pueblos y de las ciudades. Leyendo declaraciones de repulsa desde las diversas instituciones. Pero el número de agresiones no deja de crecer. Los hechos y cifras demuestran que esto no es suficiente..
Si aceptamos el concepto de pensamiento como la capacidad de discernir y penetrar la realidad, admitiremos también que todo pensamiento debe ser crítico, partiendo de múltiples lugares, y que debe de apuntar siempre al cuestionamiento de lo estático e inquebrantable. El pensamiento crítico encuentra hoy en día el tiempo y los lugares para ser emitido, y demanda también ser escuchado por la mayoría de los pueblos con el objeto de impulsar a los hombres y mujeres a que tomen las riendas de su propio destino.